Washington, 22 sep (PL) El presidente estadounidense, Donald Trump, regresa hoy a los asuntos de la política interna tras cuatro días de generar controversias a nivel doméstico y mundial con su participación en la Asamblea General de la ONU.
Como se esperaba, el debut del mandatario en las Naciones Unidas no pasó inadvertido para nadie, tanto por un discurso calificado de belicoso y nacionalista, como por su llamado a reformar la organización según la fórmula norteamericana o sus comentarios en los diversos encuentros bilaterales.
Previo a su arribo a la ciudad de Nueva York mucho escribieron los medios acerca de la agenda del jefe de Estado y el contenido de su discurso, sobre el cual coincidieron en que defendería la política de «America first» (Estados Unidos primero) y arremetería contra varios países.
La intervención del martes cumplió con creces esos pronósticos: «Trump lanza cohetes retóricos en las Naciones Unidas», «Trump ofrece una visión selectiva de la soberanía», «El amenazador discurso de Trump en las Naciones Unidas», fueron algunos de los titulares de los diarios estadounidenses.
Siempre colocaré a Estados Unidos primero, sostuvo el jefe de la Casa Blanca, quien en otros momentos de su discurso y, como ha reiterado desde su etapa como candidato republicano, criticó lo que considera acuerdos internacionales desventajosos.
En su intervención aseguró que no se levantará el bloqueo impuesto contra Cuba por más de 55 años si la nación caribeña no cumple reformas exigidas por Washington, pese al abrumador rechazo que esa política recibe cada año en el seno de la Asamblea General,.
También repitió comentarios realizados un día antes sobre Venezuela, al advertir que está preparado para adoptar medidas adicionales contra el país sudamericano.
Pero sus mayores amenazas, como se esperaba, fueron contra la República Popular Democrática de Corea (RPDC), al sostener que si Estados Unidos debe defenderse o proteger a sus aliados, «no tendremos otra opción que la destrucción de Corea del Norte».
Asimismo, condenó nuevamente el acuerdo nuclear alcanzado entre Irán y seis potencias mundiales en 2015, y dejó abierta la posibilidad de abandonar el mecanismo, pese al reconocimiento de todas las partes implicadas de que la nación persa cumple los términos del pacto.
Tales posturas le ganaron algunos reconocimientos por parte de la derecha de su país, y de uno de sus principales aliados, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien dijo que nunca había escuchado «un discurso más audaz o más valiente».
Sin embargo, otras autoridades internacionales y figuras políticas norteamericanas no coincidieron con la valoración de Netanyahu.
Han pasado décadas desde que se oyó por última vez una alocución como esa en la Asamblea General de la ONU. Fue un discurso equivocado, en el momento equivocado, ante el público equivocado, estimó Margot Wallstrom, ministra de Relaciones Exteriores de Suecia.
«Me sorprendió la manipulación que hace del tema de la soberanía, que significa soberanía para Estados Unidos y avasallamiento para todos los demás, e ignora totalmente el concepto de igualdad soberana que inspira a las Naciones Unidas», expresó el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
A su vez, la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, afirmó estar en contra de la amenaza contra la RPDC. «Consideramos completamente inaceptable cualquier solución militar y votamos por los esfuerzos diplomáticos», sostuvo.
«Si el respeto a la soberanía es un pilar del orden mundial, ¿debería alguien preocuparse por la ideología o sistema económico que un país decide seguir, siempre y cuando no pretenda imponerlo a los demás?», le cuestionó a Trump el periodista Fred Kaplan por sus advertencias contra Cuba y Venezuela.
Durante su estancia en Nueva York, de donde partió ayer a su club de golf en Nueva Jersey, el estadounidense llamó a reformar las Naciones Unidas con una declaración de 10 puntos que no fue discutida con los otros 192 miembros de la organización.
El gobernante organizó un foro al que asistieron 120 países, pero al cual se ausentaron unos 70, como muestra de la falta de consenso sobre el tema y la creencia de muchos de los ausentes de que Washington busca transformar la ONU para su conveniencia.
Los cuatro días en la urbe los dedicó, además, a encuentros bilaterales con autoridades de Francia, Israel, Palestina, Reino Unido, Turquía, Corea del Sur, Japón, entre otros territorios.
Muy criticada fueron sus palabras en un almuerzo con líderes africanos, ante quienes manifestó que «África tiene un tremendo potencial empresarial. Tengo muchos amigos que van a sus países a intentar hacerse ricos».
Usuarios de las redes sociales y medios de prensa condenaron tal afirmación como reflejo de un pensamiento colonialista. «Cuando los amigos blancos de Trump van a África para hacerse más ricos, se llama colonialismo o explotación», escribió un internauta.
Con frecuencia Trump publicó en la red social Twitter imágenes de sus actividades, se hizo eco de algún mensaje halagador sobre su discurso, y este viernes publicó un dato que lo muestra como el líder mundial sobre el cual más se tuiteó en el primer día del debate de la Asamblea General.
La cuestión sería cuántas de esas entradas publicadas en el servicio de microblogging sobre el jefe de la Casa Blanca fueron valoraciones positivas.
Trump y Estados Unidos primero, también en la ONU
Por Martha Andrés Román